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lunes, 4 de agosto de 2008
A los que llegan
jueves, 10 de abril de 2008
Hablando de fotografías
Este oficio mío: el mimo, que mis mejores amigos me aconsejaron dejar para dedicarme a algo “más seguro”, me ha permitido alcanzar muchas de las cosas que ellos quisieran disfrutar; una de ellas, viajar y asistir a eventos artísticos inolvidables. Por supuesto también concurrí a los otros, a esos que lamenté presenciar. Pero hoy, recordando, mientras veía algunos retratos en programas, revistas, afiches, me preguntaba: ¿Cuántos de estos espectáculos serán recordados y, tal vez, puestos de ejemplo gracias a estas imágenes? Y muchas corresponden a "obras" cuyo costo de entrada quisiera que me devuelvan para enviárselo al fotógrafo.
sábado, 8 de marzo de 2008
Sólo para reflexionar
En el desarrollo de nuestras vidas nos preocupamos por una tarea en la que nos distinguimos en la preparación o confección de algo y en la cual nos especializamos. En las ciencias, en las artes, en el deporte. Incluso en cada uno de estos ámbitos. En las ciencias: ingeniería, medicina. En ingeniería: civil, mecánica, eléctrica; etc.
No digo nada nuevo enumerando las áreas en las que nos especializamos
Veamos en el deporte: atletismo, futbol, vóleibol, karate, etc. En el atletismo: 100, 200, 400, 800, 1500 metros planos, salto largo, salto alto, salto triple, jabalina, bala, etc. En futbol: arquero, defensa, delantero. En Karate: kumite, kata. Etc.
A ningún entendido se le ocurriría pedirle a un atleta que se prepare para todas las pruebas. Claro, los hay quienes participan en triatlones, pentatlones o decatlones, pero ellos jamás lograrán marcas superiores a las alcanzadas por los especialistas.
Y quienes optamos por el arte también nos especializamos: en música, danza, pintura, escultura, teatro... En el teatro también: actores, autores, directores. ¡El actor! ¿Se aventuraría alguien a sugerirle, al actor, especializarse? No. Esa iniciativa se consideraría una limitación. La prédica es que un actor debe ser capaz de hacer cualquier personaje.
Menudo lío tiene el novel estudiante de actuación tratando de conocer sus medios y adquirir destreza en su manejo y ya tiene que pensar en cómo resolver imposibles. ¿Por qué, desde entonces, se le dice que debe ser capaz de hacer cualquier personaje?
El estudiante debería ir conociendo sus posibilidades desde su etapa formativa para desarrollarlas al máximo. Conocer, por ejemplo, su imagen; pues es con ella con la que construirá personajes. Erróneamente, en mi opinión, comienza por estudiar modelos cuya talla no le va.
Además es a él a quien el público acudirá a ver, no a las sombras que haga. Las copias no tienen el mismo valor que el original, es más: no tienen valor.
La pintura de color verde pinta de color verde. Nadie lo usa como rojo, salvo los daltónicos.
sábado, 11 de agosto de 2007
¡Puntualidad!
Ayer asistí al estreno de una obra de teatro. Acudí con tiempo para adquirir mis entradas y tomar un café con los amigos que, como uno, también se sienten de fiesta en estas ocasiones.
Diez minutos antes de la hora programada hacíamos cola para ingresar a la sala. Media hora más tarde nos preguntábamos por qué nos tenían esperando, ¿nos estaban preparando para algo? Minutos después escuchamos un “¡mierda!”, a coro (señal inequívoca de que los actores aún no estaban listos). Entonces pregunté a mis amigos: ¿desde cuándo es parte del espectáculo lanzar una interjección de esa naturaleza? Conservo como algo íntimo desearse suerte, algo apenas perceptible que no me saque de concentración, definitivamente inaudible para el público.
Cuando ingresamos habían transcurrido cuarenta minutos de espera. En la sala aguardamos otros diez minutos.
El teatro busca transmitir, manifestar, exponer, interesar, comunicar. La comunicación es un acto creativo. En el teatro (en este acto) el público participa activamente, no es un simple receptor; él crea con el actor. En la página 51 de El trabajo del actor sobre sí mismo, Constantin Stanislavski dice: “Es difícil despertar el deseo creador, pero destruirlo es extraordinariamente fácil”. Cuando finalmente se dio inicio a la obra nuestro ánimo había cambiado, nuestras expectativas por ver la obra habían cedido al mal humor.